Los aceites esenciales contienen la «esencia» de la vida de la planta de dónde fueron extraídos. Es por eso que, cuando tomamos contacto con ellos, nuestro ser entra en diálogo con esa «esencia». Comprender esto nos permite observar porque distintas personas, ante la misma planta, reaccionan de manera diferente. Incluso a una misma persona le puede generar bienestar en un momento y no, en otro. Es importante estar perceptivo a la necesidad personal. Al igual que entre los seres humanos entramos en relación con los aceites esenciales. En la medida en que los vas conociendo, también vas dándote cuenta cuál es el que necesitas.

Aromaterapia

La forma más habitual de utilizar la Aceites Esenciales es a través del olfato, el único de nuestros sentidos que no puede ser controlado por nuestra voluntad. No podemos decidir no oler, como si podemos no escuchar lo que está hablando alguien que está en la mesa de al lado.

Los medios que tenemos para extraer ese aroma son por ejemplo los hornillos, los humidificadores y los spray, que en nuestro caso llamamos Lluvia de Esencias. Los podemos poner en nuestra oficina, en nuestra sala de estar, en el dormitorio o donde nos encontremos y así generar esa interacción.

Baños de vapor

Los baños de vapor también son una forma de vehicularizar un esencia, sobre todo cuando se trata de descongestionar un estado gripal o limpiar nuestras vías respiratorias. 

Masajes

Los masajes son otro excelente medio para aprovechar todos los beneficios de los Aceites Esenciales.

Un punto muy importante a tener en cuenta es que cualquiera sea la esencia siempre tiene que estar vehicularizada con un aceite o crema para este fin. No se debe aplicar en forma pura, ya que la concentración de la esencia generaría una irritación.

Los «aceites o cremas vehiculares», como su nombre lo indica, son un medio para esparcir la esencia de nuestra elección. Estos vehículos son neutros por lo general, no tienen ningún tipo de agregado o perfume. Una aclaración que vale hacer en este punto, es que los masajista suelen usar Aceites Vehiculares de Almendras, Coco, Jojoba o Rosa Mosqueta, pero son Aceites Vehiculares, no los concentrados.

Una consulta habitual se refiere a ¿cuál es la proporción entre el Aceite o Crema Vehicular y la Esencia? Vamos a poner un ejemplo de máxima: un masaje de todo el cuerpo lleva 20 ml de Aceite o Crema Vehicular y solo 10 gotas de Aceite Esencial como máximo. Esto nos da una idea de lo que rinde.

Si solo vamos a realizar un masaje en el pecho de alguien que está congestionado, estas proporciones se reducen enormemente. Usaremos como vehículo lo que cabe en la palma de nuestra mano y 3 o 4 gotas de Aceite Esencial. 

Otras formas de uso

Otras manera de contar con los beneficios de los Aceites Esenciales es colocando unas gotas en el pañuelo, en el barbijo o la almohada. Recordemos que es un aceite concentrado, por lo que no tenemos que exagerar con la cantidad.

Otros usos

Los Aceite Esenciales también pueden utilizarse en Cosmética Natural, en el armado de velas y en todo aquello que queramos darle un aroma natural y que sobre todo beneficie a la salud de las personas.

Según la arqueología, se han encontrado hallazgos de la utilización de plantas con fines medicinales en tumbas funerarias y cavernas utilizadas por los hombres primitivos.

Las pinturas y grabados no dejan dudas de que sabían como curarse utilizando hojas, bayas y raíces.

Con el descubrimiento del fuego, tenemos los primeros rastros de Aromaterapia como la conocemos hoy, donde se calienta el aceite en un hornillo. En esos primeros tiempos encendían arbustos, plantas o arboles con la intención de calentarse, pero también descubrieron que el humo que se generaba desprendía aromas que a su vez les causaba distintos efectos.

Los años y los siglos pasaron y llegamos a Turquía, al año 980 d. de C., y nos encontramos con Avicena (980-1037 d. de C.) quien fue el mas reconocido médico árabe. Describió mas de 800 plantas y sus efectos sobre el cuerpo humano, además de su más grande aporte a la humanidad y a la aromaterapia: descubrir el método para destilar los aceites esenciales.

Ya en el siglo XX, las drogas sintéticas están en su apogeo apoyadas por las grandes industrias quienes dicen que “no se puede patentar una planta”, por lo cual los químicos eran su objetivo.

Sin embargo, en paralelo al desarrollo farmacéutico, en 1920 Rene Maurice Gattefossé, químico en la perfumería familiar, se interesó en el aspecto medicinal de los aceites. Descubrió que muchos de los aceites en los productos de la empresa eran mejores antisépticos que los antisépticos químicos.

Un día, mientras trabajaba en su laboratorio, se quemó gravemente la mano y la sumergió de inmediato en aceite puro de lavanda. Para su sorpresa se curó sumamente rápido, no se infectó ni le quedaron cicatrices.

Esto lo llevó a utilizar los aceites en dermatología y comenzó una gran investigación sobre sus usos medicinales. Él fue el primero en acuñar el término “aromaterapia” en una revista científica, y publicó un libro con el mismo nombre en 1937.

En este punto nos paramos ante dos caminos que nos van a llevar en direcciones totalmente diferentes.

Las sintéticas están creadas en un laboratorio, utilizando distintos productos químicos para simular ser determinada esencia. Ante esta premisa lo que podemos obtener es una sustancia que posee un “rico aroma”, pero jamás va a reproducir la fuerza vital que posee una planta. Pero lo más importante es ¿cuidan nuestra salud? Rotundamente No.

Empecemos por la premisa fundamental: las esencias naturales contienen la esencia misma de la planta, su ser, su fuerza vital. Es vida y se relaciona con nosotros, con nuestra vida.

Así como cada uno de nosotros tenemos nuestra personalidad individual propia, cada especie de planta tiene su propia personalidad o conjunto de propiedades.

Tenemos diferentes formas:

Absoluto

Se utiliza esta denominación a la obtención de aceite de ciertas plantas por medio del enfleurage.

El “enfleurage” es el método más antiguo del que se tiene conocimiento y consiste en el principio por el cual las grasas disuelven los aceites esenciales de las flores u hojas aromáticas absorbiendo su aroma.

Los “abosolutos” se diferencian de los aceites esenciales, es decir los que se obtienen por “destilación” en que tienen un poder perfumante y terapéutico extremadamente elevado, por lo que se usa en concentraciones bajas.

Aceites esenciales

Estas sustancias altamente aromáticas son producidas por las plantas en células especiales, pero en esta etapa el material no es todavía un aceite esencial, sino que se denomina esencia. Se convierte en aceite esencial sólo después de haber sido extraído por destilación.

Aceites por infusión

Un aceite por infusión se diferencia de un aceite esencial tanto en sus cualidades como en el método para hacerlo.

Ya explicamos cómo se obtiene un aceite esencial, pero en el caso de la infusión el aceite se hace colocando el material herbal (hojas, pétalos o incluso tallos) en un contenedor de aceite suave y no perfumado. Se mantiene en un lugar templado por dos o tres semanas, hasta que el aceite base absorbe todo el perfume del material colocado.

Aceite portadores o neutros

Cuando se utilizan aceites esenciales para masajes, necesitan mezclarse con una base o aceite portador o neutro, ya que son demasiado poderosos y concentrados para aplicarse directamente sobre la piel sin haberlos diluido.

De los cinco sentidos, el olfato es el que mayor relación tiene con el centro de las emociones del cerebro. Los olores no pueden ser filtrados, por lo que estimulan la memoria, las emociones y las situaciones vividas.

Cuando extraemos de una planta su esencia, ella está liberando parte de sí misma y esa sustancia volátil se encuentra con algunas de las millones de células que forman nuestro sistema olfativo en las profundidades de las fosas nasales.

Cuando reaccionamos ante un aroma natural nos estamos conectando con la esencia de la planta de la cual se extrajo y con sus beneficios terapéuticos que brinda la Aromaterapia.

Como ocurre en las relaciones entre personas, no todos los días son iguales; de la misma forma no todos los días no resulta igual una misma esencia. Si nos gusta, por ejemplo, la melisa no quiere decir que la vamos a utilizar y siempre nos va a producir lo mismo. Hay días que tenemos un humor diferente o estamos preocupado o todas las variables que podemos sentir y la relación con esa “vida” de la melisa variará y necesitaremos utilizar otra esencia.